Este es un debate recurrente que me ha vuelto a la cabeza observando la fotografia del acto de creación de la comisión que se encargará de la implantación de la metodología BIM en España.
Cualquiera de los que llevamos un tiempo relacionados con el mundo del BIM esperábamos que esto sucediése algún día. El pasado 28 de Abril hubo un amago que presagiaba lo que ha sucedido hoy, era inevitable, tarde o temprano -cuanto antes mejor, ya que quizás estemos llegando un poco tarde- el Gobierno español debía tomar cartas en este asunto, y parece ser que ya se ha puesto la primera piedra en firme.
Cuando hoy he leído la publicación en la página del Ministerío de Fomento, tengo que reconocer que no he sentido tanta emoción como cuando ví anunciada la jornada de divulgación antes citada. La nota de prensa dice bien poco, por lo menos de novedad para los que entendemos un poco de esto. La noticia real es lo que dice el titular, y poco más. Que "haciendo" Bim se reducen costes, se acortan tiempos y se consigue mejorar la calidad es lo que "vendemos" todos los que nos dedicamos a esto, aunque seamos conscientes de que eso no se consigue así como así. Yo ya me conformaría con mantener la calidad prevista inicialmente, sin que eso signifique elevar los costes o el tiempo de ejecución de una construcción, que es precisamente lo que no está pasando ahora, normalmente los tres factores sufren habitualmente una modificación, y no en el mismo sentido. Es habitual que siempre aparezcan sobrecostes, casi siempre fruto de un diseño no tan estudiado como debería, retrasos en las entregas, consecuencia de una mala planificación o de su falta de seguimiento, y que la calidad del producto final no sea tan buena como la esperada inicialmente, ya que esto subiría todavía más los costes y alargaría la terminación de la construcción.
No pongo en duda que se pueden conseguir mejoras en estos tres aspectos, lo uno que quiero resaltar es que esto no se consigue de cualquier manera, ni en un corto plazo de tiempo. Para trabajar con esta metodología de trabajo, hay que olvidar muchas costrumbres y aprender nuevos métodos que cuesta dominar.
El éxito o el fracaso de este cambio puede estar en cómo se dan los primeros pasos y hacerlo "con mucho cuidado". Hay algo que puede parecer una tonteria pero que, como muchas otras cosas en esta vida, por insignificantes que parezcan, pueden tener un gran peso a la larga. Desde hace años me dedico a impatir formación sobre esta metodología de trabajo, he ayudado a varias empresas a adoptarla y a adaptarla. Una de las primera cosas que aprendí es que no es lo mismo implantarla que implementarla.
Soy consciente de que la definición que aporta la RAE no ayuda mucho, y de que los numerosos debates que he leido en diferentes foros no llegan a una conclusión definitiva. Tan solo quiero dejar constancia de mi experiencia y plantear un debate diferente.
La RAE define la forma nominal de ambos terminos (implantación / implementación) como la acción y efecto de implantar o implementar, lo cual no aclara más que hay realizar acciones en ambos casos que tendrán un efecto como consecuencia. Si acudimos a la definición de las acciones, encontraremos implantar como "Establecer y poner en ejecución nuevas doctrinas, instituciones, prácticas o costumbres" e implementar como "Poner en funcionamiento, aplicar métodos, medidas, etc., para llevar algo a cabo". Ambas definiciones no son muy dispares, no obstante, y esta es mi pequeña aportación al tema, a lo largo de los años yo me he encontrado con respuestas muy diferentes al usar una palabra u otra indistintamente.
La mayor parte de mis alumnos, interpretan el termino "implantar" como una imposición, casi siempre ordenada desde niveles jerárquicos más elevados en una organización. Si por la naturaleza humana es fácil encontrar un rechazo al cambio, (basta solo con buscar esta expresión el google para encontrar más de un millón de entradas), no es necesario experimentar mucho para darse cuenta de que la resistencia al cambio es mucho mayor si éste viene como consecuencia de una "imposición". (Ver cualquiera de sus definiciones). Sin embargo, esas mismas personas, entienden el termino "implementar" como "la realización de un conjunto de acciones que posibilitan algo". Usando este término, no vamos a eliminar la parte de cambio que supone la adopción de esa diferente metodología de trabajo, el BIM, pero si se eliminan las connotaciones que de imposición puede tener el término implantación, consiguiendo una mayor disposición, por lo menos, para atender a las posibilidades de mejora que puede traer ese cambio.
Desde luego que no quiero decir que esto tenga que ser siempre así, lo único que quiero es dejar constancia de una experiencia vivida y que nunca se ha producido al contrario, siempre he conseguido menor resistencia cuando he utilizado las palabras implementar o implementación que cuando he usado los términos implantar o implantación.
Esta es la base para el debate que quiero proponer, que como he anunciado anteriormente, no es sobre el uso de esos dos términos, más bien es un debate sobre el efecto que producen en mis alumnos: ¿Cómo debería pues implantar/implentar el BIM el Gobierno español?
Existe la posiblidad de redactar, debatir y aprobar una ley que imponga "el uso del BIM" (algún día cambiaremos esto por "algunos de los usos del BIM") para todas las obras oficiales, incluso para algunos aspectos de las privadas.
Por otro lado, existe la posiblidad de crear todos los medios necesarios para que quién esté interesado, haga uso de esta metodología para llevar a cabo sus compromisos adquiridos, dejando del lado del que presta los servicios o realiza ciertas acciones para cumplir estos compromisos (con los resultados esperados), la decisión de emplear la metodología de trabajo que crea que le resulta más conveniente.
Esto de "llegar tarde al tren" tiene muchos inconvenientes pero una gran ventaja, la de poder observar lo qué les está pasando a los que han llegado antes que nosotros. Tenemos ejemplos (modelos) de países que han implementado esta metodología de trabajo desde hace mucho tiempo y sin hacer casi "ruido". Otros lo han hecho anunciándolo a "bombo y platillo" pero luego han dejado que cada uno haga lo que quiera, siempre que cumpla con su obligaciones, simplemente se han limitado a proporcionar guías y facilitar su labor. Otros han optado por exigir por mandato legislativo su implantación, aunque esto les haya obligado a poner en disposición de los proveedores de servicios todas las herramientas necesarias para cumplir sus exigencias. Los hay también que han preferido dejar en manos de la industria de la construcción todo el desarrollo e investigación necesarios para llevar a cabo un cambio como éste.
Lamentablemente, entre mis alumnos, he oído muchas veces la frase: 'aquí, hasta que alguien no nos ponga un "decretazo", no van a cambiar las cosas'. Mi lamento es en dos sentidos, por un lado, porque en esa frase reconozco un poco la idiosincrásia española, y aunque estoy orgulloso de pertenecer a ese colectivo, esta es una forma de pensar con la que no me identifico, por otro lado, porque reconozco las dificultades que podemos encontrar para conseguir ese cambio en el que algunos creemos ciegamente que nos puede beneficiar a todos.
Aquí dejo esta reflexión, ¿cual sería la mejor forma para llevar a cabo la implementación del Bim en España por parte del Gobierno?